Charles John Huffam Dickens nació el 7 de febrero de 1812 en Portsmouth, ciudad portuaria al sudeste de Inglaterra. Era el segundo de los doce hijos de una familia de clase media formada por John, administrativo de la Pagaduría de la Armada, y Elizabeth, ama de casa. Su padre era un soñador dado a emprender negocios ruinosos, por lo que siempre tenía deudas. Su madre se ocupó de su educación hasta que tuvo nueve años. A Charles le gustaba leer y entre sus libros favoritos se contaban las novelas picarescas, las de aventuras y el Quijote.
En 1824 la familia se trasladó a Londres y su padre fue denunciado por no pagar sus deudas y encarcelado en la prisión de Marshalsea. Charles iba a vivir una de las experiencias que más marcaron su vida, pues con doce años, para ayudar al sostenimiento de su madre y hermanos, se tuvo que poner a trabajar en una fábrica de betún, pegando etiquetas en los envases, con jornadas de diez horas, para ganar seis chelines semanales. Unos meses después, su padre fue puesto en libertad al pagar la deuda que debía con el dinero que le había dejado en herencia su madre al morir, 250 libras. Charles no olvidaría el ambiente de los bajos fondos que había conocido en Londres, ni la situación de explotación del proletariado, en especial de los niños, lo que sería muy bien recogido en muchas de sus obras. Abandonó la fábrica y pudo matricularse en la prestigiosa escuela Wellington House Academy, pero solo durante dos años, pues, acabado el dinero, volvieron las penurias.
En 1827, con quince años, Dickens volvió a trabajar, esta vez como mandadero de un bufete de abogados; pero él quería ser periodista y su tío materno, director del periódico Mirror of Parliament, le introdujo en este mundo, llegando a ser cronista oficial del Parlamento para el diario True Sun. Y de este pasó al Morning Chronicle como periodista político en 1834. Por aquel entonces también quería ser actor y estudió interpretación, pero un resfriado le impidió presentarse a un casting y perdió la oportunidad. Dickens se inició como escritor en 1833, escribiendo unas Escenas de la vida de Londres bajo el pseudónimo de Boz, que mandó al Evening Chronicle. Estas estampas costumbristas estaban descritas con realismo y con un punto de humor e iban acompañadas de caricaturas. Le hicieron muy popular y constituyeron las primeras entregas de Los papeles póstumos del club Pickwick, su primer gran éxito en 1836-37. También por estos años se enamora de una joven, María Beadnell, con la que pretende casarse, pero los padres se oponen, sufriendo Charles una profunda frustración. Se casará con Catherine Thompson Hogarth, hija de su editor, con la que tendrá diez hijos. Asimismo, decide abandonar el periodismo para dedicarse solo a la literatura.
Su segunda novela, también por entregas, no tuvo el éxito de la primera; sin embargo, habría de convertirse en una de las más universales entre las suyas: Oliver Twist (1837-38). A esta siguieron: Nicholas Nicklebey (1838-40), otra historia de niños, y La tienda de antigüedades (1840-41 ), protagonizada por una niña, Nelly. Su éxito era tal en Gran Bretaña y Estados Unidos que la gente esperaba en ambos países con ansia la publicación en los periódicos de los nuevos capítulos con los que se iban completando sus novelas. Esto le decidió a viajar a Estados Unidos en 1842, acompañado de su esposa, para dar unas conferencias. Su deseo de conocer a fondo el país le llevó a no conformarse con los actos programados, sino que visitó barrios, escuelas, hospicios, cárceles ... Y al acercarse a los estados del sur, denunció abiertamente la esclavitud, lo que le valió cierto enfrentamiento con los políticos y la opinión pública. Fruto de este viaje sería su libro Notas de América (1844). Un año antes, la publicación del más resonante de sus éxitos, Canción de Navidad (1843), le reconcilió con el público.
A la de escritor, Dickens añadió otras múltiples actividades: orador, lector de sus propias obras, actor, director de teatro y empresario editorial sin suerte. Y también siguió viajando, ahora por Europa: Italia, Francia, Suiza; pero volvió a Inglaterra porque, según sus palabras, le faltaba su fuente de inspiración, la ciudad de Londres. Los críticos consideran que ahora se inicia su etapa de madurez, a la vez que se acentúa su crítica social, que hasta ahora había sido suave. Así se ve en Dombey e hijo (1848) y en otra de sus obras maestras, David Copperfield (1850), una autobiografía de su niñez. Los años cincuenta, no obstante, fueron difíciles para nuestro autor en el terreno personal: su matrimonio no iba bien y murieron su padre, su hermana y una hija. Esta amargura se refleja en sus obras, así en Tiempos difíciles (1854), una de las más duras críticas sobre las condiciones de vida de la era industrial en las grandes ciudades. En 1858 decidió separarse de su esposa, lo que causó un gran escándalo dado que Dickens había sido un gran defensor de la familia como institución y el divorcio era impensable en su época. Poco antes había conocido a una joven actriz, Ellen Teman, de dieciocho años, que formaba parte del grupo de jóvenes aficionados al teatro a los que él dirigía; a partir de entonces convivió con ella y llegaron a tener un hijo, que murió.
En 1859 creó un semanario, All The Year Round, en el que publicó Historia de dos ciudades. Por entonces aumenta su dedicación como conferenciante y lector de sus obras, en especial Canción de Navidad, que dramatizaba modulando las voces, según los distintos personajes, obteniendo un rotundo éxito. Sin duda, disfrutaba con el contacto directo del público, recordando sus sueños de ser actor. También en el mismo semanario publicó la que muchos críticos consideran su obra maestra: Grandes esperanzas (1861 ), que es su última obra completa. Dickens estaba cansado y su salud se resentía, por lo que su labor literaria descendió en esta década. En 1867 viaja por segunda vez a Estados Unidos. A su vuelta, en 1868, le recibe la reina Victoria, que le declara ser lectora y admiradora suya. Su última obra, El misterio de Edwin Drood, no la terminó y fue publicada póstumamente.
El 9 de junio de 1870, Dickens sufrió un derrame cerebral y murió en su casa del condado de Kent. Tenía cincuenta y ocho años. Está enterrado en la abadía de Westminster de Londres. En su tumba podemos leer el siguiente epitafio: «Fue un defensor del pobre, del miserable y del oprimido; y con su muerte, el mundo ha perdido a uno de los más grandes escritores ingleses».
Apéndice de Lourdes Íñiguez para el libro de la colección Clásicos a Medida, Canción de Navidad.